miércoles, 21 de enero de 2015

Productividad y Desarrollo Sostenible, ¿son compatibles?


En la actualidad, nos hallamos en una fase de transición entre la era industrial y la nueva era de la información, siendo así que conviven dos tipos de empresas con estrategias distintas, empresas que buscan incrementar la productividad con reglas caducas pertenecientes a la era industrial, y aquellas empresas más innovadoras que han decidido adaptar su modelo de productividad a los nuevos condicionantes.

De acuerdo con la teoría económica neoclásica, la productividad se evalúa sólo de acuerdo  con los factores de producción, capital y trabajo, ignorando por completo la cantidad de recurso natural empleado, esto se debe a que en la época en la que se elaboró esta teoría no había una conciencia de los límites de los recursos naturales. Así, nos encontramos que cuando la productividad aumenta, aumenta también la misma cantidad de capital y trabajo, comprometiendo la sostenibilidad (excepto si los recursos proceden de reciclaje). De la misma manera, si la productividad aumenta, el número de horas trabajadas para obtener una misma cantidad de producción disminuye, por lo que se necesitan menos trabajadores para la misma producción provocando de esta manera un incremento del desempleo.

Sin embargo, hoy por hoy, el potencial del desarrollo futuro de las empresas y su capacidad de aprendizaje, descansan principalmente sobre sus recursos intangibles: capital humano, capital estructural, y capital relacional. Esto demanda nuevas formas de ver la empresa – visión sostenible-, nuevas formas de gestión, nuevos instrumentos para su medición y comunicación, así como nuevas formas de valorar y entender la productividad empresarial y de la economía en su totalidad. Estas empresas abandonan la focalización anterior sobre los recursos tangibles utilizados y que se expresan en variables tales como la inversión en máquinas, el incremento en cantidad de horas de trabajo, la mano de obra barata, o la precariedad laboral, para concentrarse en otros aspectos como la capacitación, motivación e implicación de los empleados (capital humano), la orientación de los sistemas de gestión hacia la innovación desde un enfoque de eficiencia social y ecológica (capital estructural) y la construcción de una compleja red de relaciones de auténtico compromiso con los grupos de interés de la empresa (capital relacional) (Lavado, J.A. 2005:41).

Como consecuencia, y tras quedar claro el impacto de los intangibles en la productividad, la competitividad y el crecimiento económico,  se introdujo en las iniciativas dentro del ámbito de la responsabilidad social corporativa, especialmente a partir de la publicación del Libro Verde de la Unión Europea en el 2000.

En la actualidad, hay dos tendencias claras que se retroalimentan entre sí, una es el creciente papel de los intangibles en los procesos de generación de valor de las empresas, y el otro es la creciente implantación de un modelo de sostenibilidad en el mundo empresarial. Por lo que probablemente, “una de las claves de la productividad y de la competitividad residirá en combinar la adecuada identificación y gestión de los intangibles con la gestión del compromiso con todos los grupos de interés, en un contexto de sostenibilidad que integre las dimensiones económica, social y medioambiental” (Lavado, J.A. 2005:42).

¿Por qué es necesario un Desarrollo Sostenible y Humano?


El concepto de Desarrollo Sostenible se definió en la redacción del Informe de la Comisión Bruntland de 1987 como: “el desarrollo que satisface las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de  satisfacer sus propias necesidades”.

Este concepto hace referencia a los muchos procesos y caminos que existen para lograr ese objetivo, y que tratan de armonizar el crecimiento económico con un desarrollo social con equidad y la protección del medio ambiente en el ámbito mundial. El Desarrollo Sostenible  (DS) no se puede conseguir de forma aislada y  necesita de un enfoque sistémico que observe todos sus elementos y sus interconexiones, ya que los temas de sostenibilidad se hallan todos vinculados. La mejora de la calidad de vida se concreta de forma diferente de un continente a otro y entre los distintos países; no obstante, ningún continente, gobierno, institución o individuo puede por sí solo alcanzar este objetivo dadas las interconexiones y dificultad de los problemas que se plantean y que requieren, a su vez, de un compromiso internacional, colectivo e individual.

El DS abarca tres ámbitos fundamentales que se afectan mutuamente: sociedad, medio ambiente y economía, así como una dimensión subyacente de cultura. Si tenemos en cuenta la definición de desarrollo económico como la capacidad de los países y regiones para crear riqueza con el fin de promover y/o mantener el bienestar económico y social de todos sus habitantes, nos daremos cuenta de que no sólo implica los procesos de generación de riqueza sino también de distribución de la misma y de su consumo responsable. Si sólo medimos el desarrollo económico en términos del PIB conseguido por países o regiones, no estaremos seguros de estar consiguiendo la finalidad última que persigue el desarrollo económico: el bienestar de los ciudadanos, pues un mayor crecimiento económico no se correlaciona necesaria y  simultáneamente con un mayor bienestar de todos los habitantes si no hay una distribución justa de la riqueza generada y un consumo responsable.

Veamos un ejemplo en cuanto a la distribución de la riqueza, según datos del Banco Mundial, el país más rico del mundo, EEUU, participa en un 30% sobre el PIB mundial y sin embargo, 1 de cada 6 habitantes vive por debajo del umbral de pobreza relativa así como el 22% de la población infantil (US Census Bureau). Según datos de las Naciones Unidas, sólo 1% de la población global posee el equivalente al 43% de la riqueza mundial y sólo las 300 personas más ricas del mundo poseen el equivalente a lo que poseen los 3.000 millones de personas más pobres. Estos ejemplos muestran como la generación de riqueza necesita además de unos mecanismos adecuados de distribución para beneficiar al conjunto de la sociedad.

Por otro lado, el desarrollo y el bienestar social están limitados por el nivel tecnológico, los recursos del medio ambiente y la capacidad del medio ambiente para absorber los efectos de la actividad humana. El paradigma anterior, que promovía un crecimiento económico sin límites por el cual todo debía sacrificarse, ha venido a ser substituido por una conciencia de esos límites y la necesidad de crear unas condiciones que hagan posible el bienestar de las actuales generaciones sin comprometer las condiciones de vida de las futuras generaciones. Además, el desarrollo económico actual compromete seriamente la supervivencia misma de la especie humana, como así muestra la huella ecológica.

El uso de los recursos naturales y la producción de contaminación degradan los sistemas que sustentan la vida en el planeta impidiendo que los ciclos naturales y los ecosistemas sean capaces de realizar las funciones vitales que sustentan toda la vida en la Tierra. Tanto el consumo  exacerbado como el uso intensivo de los recursos naturales -sobre todo en los países del Norte- como la cantidad de población, tienen impactos negativos en el medio ambiente.  De acuerdo con los cálculos de Mathis Wackernagel y William Rees (2001), se necesitarían 3 planetas Tierra para mantener a todos los habitantes del planeta si estos vivieran con los mismos estándares de vida que encontramos en EEUU, Canadá o Australia. Además, la huella ecológica nos muestra también que existe un reparto muy desigual según corresponde a la división equitativa de toda la tierra productiva y el mar entre el total de los habitantes del mundo, siendo que unos países consumen mucho más y a expensas de los recursos que deberían ser utilizados por otros países que los necesitan para su propio sustento y desarrollo, y de las mismas futuras generaciones que ya no podrán disfrutar de tales recursos debido a que, al ritmo actual, estamos devorando el capital natural de la Tierra excediendo su capacidad en un 20%.

El Desarrollo Económico Sostenible se define en la  Declaración de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Desarrollo adoptada  por la Asamblea General en su resolución 41/128 de 4 de Diciembre de 1986, en su artículo primero, de la siguiente manera:

1. El derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que puedan realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo y a disfrutar de él.

2. El derecho humano al desarrollo implica también la plena realización del derecho de los pueblos a la libre determinación, que incluye, con sujeción a las disposiciones pertinentes de ambos Pactos internacionales de derechos humanos, el ejercicio de su derecho inalienable a la plena soberanía de todas sus riquezas y recursos naturales.

Vemos entonces, que el desarrollo económico sostenible está consagrado como un derecho humano inalienable pero además, nos damos cuenta de que los modelos económicos basados en la acumulación del capital y la explotación de los recursos naturales no son compatibles con el concepto de “desarrollo económico sostenible”, ya que la acumulación de riqueza se sustenta sobre el empobrecimiento de otra parte de la población, la explotación intensiva de los recursos y la inviabilidad para las generaciones futuras de llevar una vida en condiciones aceptables. En virtud de la declaración de la ONU podemos afirmar que todos los estados, organismos y empresas que promueven la implantación de modelos económicos ajenos al desarrollo económico sostenible, cometen una fragante violación de los derechos humanos de las personas y comprometen la misma supervivencia de la especie humana. 

Por todo ello, nos vemos en la necesidad de promover un crecimiento económico y un uso de los recursos naturales a nivel global que tenga muy en cuenta los aspectos medioambientales y sociales a nivel mundial de forma que en el largo plazo no se comprometa ni degrade seriamente la vida en el planeta ni la calidad de la misma.

 

La pobreza es un problema estructural, consecuencia de decisiones políticas

Oxfam: <<Ricos más ricos, pobres más pobres, recortes presupuestarios, gobiernos que cuelgan el cartel de ‘no hay dinero’… y cada vez mayor desigualdad económica. ¿Inevitable? En absoluto. La desigualdad extrema es evitable. Es una cuestión de prioridades y de voluntad política.
La riqueza que poseen los 70 millones de personas más ricas del planeta podría superar el año que viene a la que tienen conjuntamente los 7.000 millones restantes,  según el informe titulado “Riqueza: tenerlo todo y querer más” que la organización hace público hoy en vísperas de la reunión anual del Foro Económico de Davos. Si no se toman medidas para detener el vertiginoso incremento de la desigualdad, el 1% más rico tendrá en 2016 más del 50% de toda la riqueza del planeta, más que el 99% de la población.
La organización internacional, cuya directora ejecutiva, Winnie Byanyima, copresidirá este año la reunión en Davos, ha advertido de que el aumento descontrolado de la desigualdad está lastrando la lucha contra la pobreza a nivel mundial. A día de hoy, una de cada nueve personas carece de alimentos suficientes para comer y más de mil millones de personas aún viven con menos de 1,25 dólares al día. 
"Este último año hemos visto como líderes mundiales de la talla de Barak Obama o Christine Lagarde han hablado sobre la necesidad de combatir la desigualdad extrema, pero aún estamos esperando que muchos de ellos prediquen con el ejemplo. Ha llegado el momento de que nuestros líderes se enfrenten a los intereses creados que impiden lograr un mundo más justo y próspero", afirma Byanyima que aprovechará la reunión de Davos para hacer un llamamiento urgente a la acción más allá de los discursos. 
Farmacéutico, finanzas y seguros, los sectores que más se enriquecen 
Oxfam también muestra su preocupación a que el poder de los grupos de presión puede suponer que las políticas se inclinen a favor de los intereses de unos pocos frente a las necesidades de la mayoría y sean en la práctica una barrera significativa, por ejemplo, al acceso a medicamentos vitales a las personas más pobres.
El 20% de los milmillonarios tiene intereses en los sectores financiero y de seguros, y vieron cómo el valor de su fortuna aumentó un 11% en los doce meses anteriores a marzo de 2014. En 2013, estos sectores de actividad emplearon 550 millones de dólares en financiar ejércitos de lobistas para influir sobre las políticas que se deciden desde Washington y Bruselas. En esta misma línea, los sectores farmacéutico y sanitario gastaron en lobby unos 500 millones de dólares y se han convertido en uno de los que más se enriquecen puesto que la fortuna de los milmillonarios con intereses en estos campos se incrementó en un 47% en el último año. 
España necesita compromisos políticos 
España es el segundo país más desigual de Europa, tan solo por detrás de Letonia. Y es también el país en el que el sistema fiscal (con las políticas de ingresos y gastos) es menos efectivo en la reducción de la desigualdad. Mientras el 1% más rico de la población española concentra más riqueza que el 70% más pobre, la dirección de las políticas actuales refuerza esta concentración de riqueza en manos de unos pocos en lugar de buscar una mayor redistribución y equidad. 
En este contexto Oxfam Intermón ha comenzado una ronda de contactos con los distintos partidos políticos de cara a los procesos electorales de este año. El objetivo es que incorporen en sus programas electorales medidas concretas para reducir la desigualdad.
“Recientemente todos los partidos políticos de la oposición se comprometieron públicamente con la iniciativa de Oxfam intermón por unos Presupuestos Generales del Estado de la Equidad. Esperamos que este compromiso se plasme en sus programas electorales”, afirma José María Vera, director general de Oxfam Intermón”, afirma José María Vera, director general de Oxfam Intermón.
“En el contexto actual, los ciudadanos no entenderían que los partidos políticos no pusieran el foco de sus programas económicos en medidas que permitan al Estado recaudar más de los que más tienen y redistribuir la riqueza en forma de inversión en servicios sociales básicos y políticas públicas que benefician a los más vulnerables”, concluye Vera.
Estas peticiones se unen a las demandas que la organización hace también a nivel internacional, un llamamiento a los Gobiernos a adoptar un plan de siete puntos para luchar contra la desigualdad:
  • Hacer de la lucha contra la desigualdad un objetivo internacional
  • Distribuir el esfuerzo fiscal de forma justa y equitativa, trasladando la carga tributaria del trabajo y el consumo al patrimonio y el capital
  • Frenar la evasión y la elusión fiscal por parte de grandes empresas y los más ricos.
  • Invertir en servicios públicos gratuitos y universales, como la educación o la sanidad.
  • Fijar un salario mínimo para que todos los trabajadores alcancen un nivel de vida digno.
  • Lograr la igualdad salarial y promover políticas económicas a favor de las mujeres.
  • Garantizar sistemas de protección social adecuados para las personas más pobres incluidos un sistema de garantía de ingresos mínimos.
Existen cada vez más evidencias, tanto del Fondo Monetario Internacional como de otros organismos, de que la desigualdad extrema no sólo perjudica a los más pobres, sino que también daña el crecimiento económico del conjunto de la sociedad.
El pasado año, durante el Foro Económico Mundial, Oxfam reveló que las 85 personas más ricas del mundo poseían casi la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial: 3.500 millones de personas. Esta cifra es ahora de tan solo 80 personas; una disminución impresionante si tenemos en cuenta que en 2010 eran 388 personas. En términos de efectivo, la riqueza de las 80 personas más ricas se ha duplicado entre 2009 y 2014.>>
 

En este enlace podrás acceder al informe de Oxfam sobre las desigualdades:
http://www.oxfamintermon.org/es/que-hacemos/proyectos/desigualdad

domingo, 21 de julio de 2013

Desigualdades en el mundo

El 2% de los más ricos dle mundo poseen el equivalente a la riqueza del 50% de la población planetaria. Las 300 personas más ricas del mundo poseen el equivalente a los 3 billones de personas más pobres. En el vídeo de 4 min. se explica muy bien, esto y más cosas y cómo se distribuye la riqueza de esta manera a través de las reglas del comercio internacional. Está sólo en inglés pero hay muchos gráficos.